La mentalidad de la Selección Colombia, la que necesita Colombia

Ayer tuve la fortuna de estar en la final de la Copa América entre Colombia y Argentina en el Hard Rock Stadium en Miami. 

Mucho se hablará de las fallas de organización, de los tumultos, céspedes mal trabajados y de la ingenuidad de los norteamericanos y falsedad de la Conmebol frente a la seguridad de jugadores y espectadores por igual. 

Siendo eso cierto, este no es un ensayo para excusar o racionalizar la tristeza que sentimos los Colombianos hoy lunes 15 de julio, a pocas horas de haber perdido 1-0 contra Argentina, hoy quiero hablar sobre la mentalidad ganadora. 

Empecemos por lo obvio. Ver a tu país perder una final de una Copa América duele y mucho. Aún más cuando se está jugando tan bien como lo estamos haciendo y después no sólo de jugar bien, sino de superar grandes retos, como la semifinal con Uruguay. 

Yo estaba convencido de que íbamos a ganar. Tanto así, que varias personas de mi startup vinimos a ver el partido. Pensándolo un poco, es irracional ‘saber’ que íbamos a ganar, pero lo que sí sabía, es que era muy probable que sucediera. 

Esa mentalidad, de saber que podemos ganar en cualquier situación, fue la que nos trajo la Selección Colombia hace rato y que espero mantengamos, en adelante. 

A quien no le gusta el fútbol, es difícil explicarle lo hermoso del deporte, y tiene tanto de lo que podría escribir: el espectáculo, los goles de fantasía, las celebraciones y la emoción. Esa locura colectiva que se siente cantando el himno en el estadio a viva voz o un gol en el último minuto es indescriptible. 

Pero lo que yo más aprecio del fútbol, es un poco más sutil, menos evidente pero igual de importante. El fútbol nos muestra lo que es la mentalidad ganadora, y cómo esta se aprende. 

Esa mentalidad que tienen algunos equipos (pocos de hecho), de que cada que se sale a la cancha es a ganar y que cada torneo en que se participa es a ganar. 

Que tienen la convicción y saben que aún con competencia dura, pueden, y se plantean metas altísimas. 

Esos equipos donde el éxito se normaliza, donde la expectativa es ganar – como lo hace Brasil o como lo hace Argentina – a quienes felicitamos por su triunfo. 

Esta selección Colombia, liderada ejemplarmente por Néstor Lorenzo, nos mostró  hace rato que tiene mentalidad ganadora, y me atrevo a decir que le está enseñando a su país a tenerla. Con sus 28 invictos, su juego impecable, con la resiliencia de James, la carrera incansable de Lucho, y la confianza y apoyo de cada uno de sus miembros que creen – corrijo – entienden, que pueden todo y nos hacen creer a nosotros. 

Desafortunadamente, cómo todo fanático puede intuir, el lado duro de la mentalidad ganadora, es que viene acompañado de estándares, y sobre todo de expectativas muy altas. Cuando esas grandes expectativas no se cumplen, como ayer, duele profundamente. Las lágrimas son por consiguiente, la consecuencia inevitable. 

Hoy en Colombia estamos tristes, y nadie más que los muchachos que sabían lo que podían hacer,  que lo dieron durante seis partidos, nos llenaron de alegría, nos cambiaron la esperanza por convicción, y aún así, no se cumplió el objetivo. 

Algún ‘hincha’ que no entiende  esto dirá que es mejor no llegar a la final, que ver a tu equipo perder en el estadio (como hicimos más de 30.000 Colombianos ayer). Difiero, esto es como decir que como país queremos que Colombia no sea una potencia económica mundial si no podemos ser la primera, es un sin sentido. 

Yo lo que estoy es agradecido. Agradecido de apoyar a una selección tan cálida, comprometida y con tanta mentalidad ganadora, un grupo de muchachos y entrenadores que representan lo mejor de nosotros. Que le han mostrado a nuestro país cómo subir nuestras expectativas y nos han llenado de alegría en el camino, y tristeza en la final.

Colombia como país, así como la Selección, está para grandes cosas, y lo único que necesitamos (fácil de decir pero difícil de ejecutar) es tener una mentalidad como la de nuestros muchachos. 

Gracias por tanto mi querida Selección Colombia. 

Hoy duele mucho no haber ganado la Copa, pero mañana tendremos un nuevo objetivo claro. En 2 años, la meta es ganar el mundial, porque somos Colombia, y en Colombia se gana.

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